Los primeros españoles que llegaron a la zona del valle de Peuco, lugar en donde desemboca el estero Marga Marga, se repartieron el territorio en dos grandes haciendas. Al norte del curso de agua se encontraba la Viña de la Mar, cuyo nombre se debió a que uno de sus primeros dueños plantó un viñedo que se mantuvo en el lugar hasta que fue arrasado por un temporal en el año 1827, y al sur las Siete Hermanas cuyo nombre aludía a las siete colinas que separan el cerro Castillo, que antiguamente estaba unido al Recreo, del cerro Barón.
A comienzos del siglo XIX ambas haciendas fueron adquiridas por el comerciante portugués avecindado en Valparaíso Francisco Alvares, que pagó en conjunto una cifra cercana a los $100.000.2 Al fallecer Alvares ambas propiedades quedaron bajo la administración de su viuda, Dolores Pérez, quien comenzó a arrendar pequeñas parcelas situadas en sus terrenos, señalando un precedente para la urbanización de la zona.
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