Prehistoria, Conquista y Colonia
El valle en que asientan las actuales comunas de Quilpué y Villa Alemana fue poblado por los pikunche, a quienes los Kichwa (Quechuas) del Tawantinsuyu sometieron. Los pikunches, bajo sus dominadores kichwas, enviaban al Inka del Qosqo (Cuzco) un tributo consistente en oro que se extraía de las arenas auríferas del estero Marga Marga. Tras la conquista española, los lavaderos de oro de Marga-Marga rindieron tal cantidad que financiaron el inicio de la Conquista de Chile. La leyenda atribuye a Rodrigo de Araya, compañero del conquistador Pedro de Valdivia, la propiedad de las tierras de Quilpué, a quien le fueron entregadas por gracia a su labor en el Cabildo de Santiago. En dicha ocasión Araya pronuncia la solicitud: “Mi señor Gobernador, cumplí con mi deber, sin intenciones de recibir una gracia, pero ya que se me quiere hacer merced de algo, prefiero que me sean donadas las tierras de Quilpué, de esa hermosa hacienda cerca del mar que ya conozco. He visitado esas tierras con Ud. mismo y no puedo borrar de mis ojos la belleza de sus paisajes, ni se mi espíritu, tan delicioso clima; ni olvido el imán de sus montañas ligeras ni el esplendor de sus bosques verdegueantes, de pájaros que nos embelesan con su trino al despertar de cada aurora. Si esto fuera posible, señor Gobernador y amigo, lo estimaría, como el mejor de los premios”. Se dice que Araya debió posponer un tiempo la celebración de este acontecimiento debido a las mejoras que debieron efectuarse al camino de acceso. Los antiguos lavaderos de oro establecidos por los indígenas en el Valle del Marga-Marga fueron mantenidos por Araya quien dio buen trato a los indígenas ya establecidos. Estos asentamientos aborígenes, dieron forma a un caserío diseminado a lo largo del Camino Real de Quillota a Casablanca, el que fue conocido como San José de Marga-Marga, y que fue el verdadero y único centro poblado y administrativo del entero valle. En la realidad, el Cabildo de Santiago tuvo que seguir dictando directrices para la buena administración de los lavaderos, y hasta nombró un Alcalde de Minas, con residencia en San José de Marga-Marga, donde se concentraba todo el quehacer del entero valle. Y las tierras donde actualmente se asienta Quilpué continuaron baldías y abandonadas, salvo en algunos sectores a orillas del estero de Quilpué donde se establecieron algunos rústicos ranchos de españoles. El hecho de que en todo el valle no se conociera de acequías ni de canales de regadío testimonia que ni la ocupación pikunche ni la dominación kitchwa ni la colonización española dieron importancia agrícola a este valle. Poco a poco, como en otros sectores, se fue produciendo una división de la propiedad de la tierra y fueron creándose nuevas haciendas, como la de Las Palmas, por ejemplo. ("Quilpué, historia de una comuna", Brus Leguás C., 2002.).
Quilpué tras la independencia
A mediados del siglo XIX y definitivamente tras la construcción de la vía férrea, adquirió importancia el pequeño caserío rústico de Quilpué, formado a lo largo del Camino Real de Valparaíso a Limache, y perteneciente al Departamento de Limache.
El 14 de octubre de 1893 se creó la Comuna de Quilpué, con asiento en la aldea del mismo nombre, y que abarcaba el territorio al norte de la cuenca del estero Marga-Marga, valle que pertenecía y siguió perteneciendo al Departamento de Casablanca.
El 25 de abril de 1898, se otorgó a la entonces villa de Quilpué el título de ciudad. Quilpué nunca había sido fundada, como es el caso de otras ciudades de Chile, hasta el 25 de abril del año 2008, cuando se firmó el Acta Fundacional de la Ciudad. Como Valparaíso y otras ciudades que han nacido en forma espontánea, Quilpué no tiene plano de calles (como Santiago, Quillota o San Francisco de Limache) debida a un acto fundacional. Es por eso el desórden de calles en el centro de la ciudad, que es el área donde aparecieron las primeras edificaciones, quizá ya en el siglo XVIII.
El documento fue firmado por el alcalde Mauricio Viñambres; el Gobernador Provincial, Ricardo Bravo; el Párroco de Quilpué, Msñ. Jaime Dafonseca; el decano de los sacerdotes de Marga-Marga, Pbro. Jorge Romero, y el Notario Carlos Swett.
Con el tiempo, Quilpué adquirió tal importancia que se convirtió en el centro poblacional y administrativo de primer orden del valle entero, absorbiendo a aldeas como Paso Hondo, por ejemplo, y enviando al olvido a Chircana.
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