Las primeras pistas de seres humanos en la zona, datan de 2000 años aproximadamente. Dichos habitantes practicaban la caza de animales como el guanaco, y el zorro, además de aves y roedores, así como la recolección de vegetales silvestres.
La primera comunidad que se ha encontrado, corresponde a la Tradición Bato, que se establece alrededor de los 300 A.C y 400 D.C, compartiendo pautas culturales con la Cultura Molle, que se ubicaba más al norte. Característico de dicha cultura fue el uso del tembetá; además se encontraron morteros, que son elementos de piedra usados en la molienda de vegetales y minerales. La evidencia del lugar de este grupo está en el ex fundo Trebulco y en La Manresa, ubicados en la localidad de Lonquén.
La segunda cultura de la cual hay hallazgos, tiene nombre de Complejo Cultural Llolleo, establecido entre los 200 y 800 D.C, coexistente con la Tradición Bato. Esta cultura destinaba gran dedicación y tiempo a la horticultura. También se ha identificado claramente el uso de ciertos elementos culturales, (de los cuales la cerámica es el más significativo), vasijas con forma humana, y de animales. Entre las costumbres funerarias, figura la utilización de urnas de greda, y arcilla. Esta cultura se evidencia en el sector central de Talagante, más específicamente en calle Balmaceda con O'Higgins, donde actualmente hay un supermercado.
Entre los años 900 y 1400 D.C se encuentra la Cultura Aconcagua, un nuevo grupo de agricultores, que también se dedicaban a la alfarería. Un elemento cultural importante lo constituye la forma externa de las tumbas. Para construirlas se creaba intencionalmente una acumulación de tierra, de forma circular, por sobre el nivel natural del terreno. Las formas de molienda fueron populares también. Este trabajo se realizaba en rocas grandes, en las cuales se practicaban numerosas horadaciones que servían para moler vegetales y minerales.
El Sapa Inca Pachacútec inició una campaña expansiva que sus herederos concluyeron fijando como límite el río Maule. El comandante inca Ilabe se estableció en el valle de Llollehue. Allí además se fundó una colonia y un pukará, que quedaron a cargo de Tala Canta Inca Ilabe, el hijo del inca. De allí derivó el nombre de Talagante.
Fundada la capital del El Reino de Chile, Bartolomé Blumenthal carpintero y constructor,(además de financista de Valdivia) lo comisionaron para buscar madera hacia esta tierra. Así fue como Blumenthal, llega a las tierras de los pukarás del Inca Tala Canta, tuvieron un gran entendimiento, no solo le dieron madera también le dio mano de obra para la construcción de Santiago, también se empezó a interesar en las vasijas de arcilla que lo impresionaron. La familia del inca fue convertida al cristianismo y la novia de Bartolomé Blumenthal fue bautizada como Elvira, pasando a ser la nueva cacique Elvira de Talagante.
Los servicios de Blumenthal fueron recompensados por Pedro de Valdivia, con la cesión de la encomienda de los caciques. En 1555, Blumenthal, castellaniza su nombre llamándose Bartolomé Flores, después tiene una hija con Elvira de Talagante, quien se llamó Agüeda Flores, que luego sería abuela de Catalina de los Ríos y Lisperguer, apodada La Quintrala. Flores fallece en 1585, dejándole el poder a su esposa Elvira, que se destacó con su observancia católica, por los misioneros que se encontraban en San Francisco del Monte.
En mayo de 1604, Ginés de Lillo, en cumplimiento por ordenanza del reino, llegó a Talagante procediendo a medir y ratificar las dominaciones de Elvira de Talagante, que falleció a fines de ese año, pasando todas sus posesiones a Agüeda Flores, quien se casó con el capitán Pedro Lisperguer.
El 13 de mayo de 1647, Talagante fue sucumbido por un gran terremoto, quedando en el suelo gran parte de las construcciones y hubo crudos inviernos, en el cual nevó 3 días seguidos, lo cual es la situación más desastroza de la ciudad.
Ya a mediados del siglo XVIII, era un paso de carreteras hacia Valparaíso.
Durante la Reconquista Española, Marcó del Pont, se nombró a la nueva cacica Martina de los Santos Toro, quien gobernó a 200 familias que vivían en torno a la posada. Después de la Batalla de Chacabuco, no se supo nada más de ella.
Asumió José de los Santos Toro quien, en el año 1822, fue visitado por María Graham, inglesa que recorrió la zona de Talagante, dejando un escrito llamado Diario de mi residencia en Chile en 1822.
Talagante fue oficialmente fundada en diciembre de 1837, con las firmas del presidente de Chile, José Joaquín Prieto y Joaquín Tocornal Jiménez, con el nombre de Villa Santa Maria de Talagante.
Abundantes datos históricos de Talagante figuran en el libro "Historia de Talagante", del periodista Hernán Bustos Valdivia, publicado en 2008.
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