Cuando don Pedro de Valdivia acampó en el Valle del Mapocho, envió a algunos de sus soldados, a los cuatro puntos cardinales, para reconocer el territorio.
La zona que recorrieron abarcó desde un sector al norte del río Mapocho hasta los Llanos del Maipo y, por el oriente, llegaron hasta los faldeos cordilleranos. A este último sector se le denominaba Ñuñohue (lugar del ñuño); luego con el paso de los años adquirió el nombre de "el pago de Ñuñoa".
En este lugar existían varios poblados indígenas, entre los que destacan los de: Vitacura (ubicado en el Cerro San Luis); Apoquindo (ex Recoleta Domínica); Ñuñohue (cerca de la actual Plaza Ñuñoa) y Macul, ubicado un poco más al sur de este último.
Con posterioridad a la fundación de la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, al poniente del Cerro Huelén, hoy llamado Santa Lucía, Valdivia dividió las tierras en "chácaras" (chacras).
En el sector de Tobalahue, gran parte del territorio que hoy constituye la Comuna de La Reina, tuvieron propiedades en el siglo XVI, destacados hombres de la época, como don Jerónimo de Alderete, don Juan Fernández de Alderete, don Juan Gómez y don Alfonso López de Larraigada, quienes dedicaron sus tierras a diversos cultivos, destacando los viñedos y los árboles frutales en general.
Uno de los soldados que llegó con don Pedro de Valdivia, Bartolomé Blumen –cuyo apellido traducido del alemán es Flores-, compró parte de la chacra de Tobalaba a los Alderete.
Su hija Agueda heredó todos estos territorios, incrementándolos gracias a su matrimonio con don Pedro Lisperguer, quien las había adquirido a los sucesores de Jerónimo de Alderete.
Agueda Flores de Lisperguer era la propietaria principal del sector en 1603. Al fallecer dejó su herencia a su nieto Nicolás Lisperguer, quien a su vez la cedió a su prima Catalina de los Ríos, más conocida como " La Quintrala".
La historia respecto a la misteriosa vida de “La Quintrala”, supone casos en que practicaba hechicería, y que en sus tierras existían misteriosos túneles que se conectaban hacia el actual sector de Las Condes.
Estas tierras abarcaban La Reina y parte de Ñuñoa, ya que al parecer, las casas patronales estaban en la zona denominada “Siete Canchas”, en Ñuñoa.
Origen del nombre La Reina
En 1723, Santiago de Larraín y Vicuña, connotado político de la época, que había llegado a ser Gobernador y Presidente de la Capitanía General de Quito, recibió de su hija, la religiosa María Josefa, el fundo que con el tiempo pasaría a denominarse "La Reina" y que correspondía a parte de los territorios de la antigua chacra de Tobalaba.
La propiedad de estos terrenos, estuvo en manos de la Familia Larraín por largos años, a través de los siglos XVIII y XIX. Así, del “Fundo Larraín” se deriva el nombre actual de la Comuna.
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