Alhué significa en mapudungún Lugar de espíritus. En el año 1739 se descubrió un gran yacimiento de oro, lo que provocó un gran impacto en la zona, según el historiador Don Benjamín Vicuña Mackenna. El 19 de agosto de 1755, se le da el título de Villa de San Jerónimo de La Sierra de Alhué. La mina de oro generó el funcionamiento los trapiches de molienda de oro en el norte del Río Cachapoal, lo que con el correr de los años sería la ciudad de Rancagua. El lugar también es conocido popularmente como "donde el diablo perdió el poncho".
La minería es una de las actividades más importantes que comprende la zona. Según la información de SERNAGEOMIN (1996), en el área existen 23 yacimientos metálicos o no metálicos, siendo el cobre el mineral más importante. Se extrae en las comunas de Melipilla y Alhué.
En la zona destacan la mina Las Abuelitas, de producción de caliza, y Pedro Valencia con producción de cobre y plata. También ha sido muy importante las operaciones de Minera Florida S. A. que opera desde 1988 en la localidad de El Asiento, y que se dedica a la extracción y procesamiento de minerales polimetálicos (oro, plata y zinc). La planta proporciona 400 puestos de trabajo, lo que beneficia a 2000 personas aproximadamente. Minera Florida ha participado activamente del proyecto de Conservación de Altos de Cantillana, contribuyendo con la plantación de especies en una zona contigua a la planta, además de prestar ayuda para el correcto funcionamiento del proyecto.
Alhué también se caracteriza por el desarrollo de horticultura, con el uso de modernos sistemas de irrigación, características que también presenta, pero en menor medida, San Pedro. Como parte del patrimonio histórico destaca la "Reserva Nacional Roblería del Cobre de Loncha" y área complementaria al SNASPE Hacienda Tantehue. Además, existen alrededor de 30 sitios arqueológicos de interés, destacándose el pucará "Chada", de una extensión de 4,9 ha (hectáreas). También destacan la "Iglesia de Alhué y Casa Parroquial" y el pueblo de "Villa Alhué".
Ubicada a 150 kilómetros de Santiago, Alhué -que en lengua indígena significa “Espíritu de muerto”- se ubica entre Melipilla, Paine, Las Cabras, Coltauco, Doñihue, Graneros y Mostazal. Para llegar se debe tomar la ruta Rapel hasta el cruce Santa Inés. Es decir llegar a la VI región para luego devolverse a la RM; es el final del camino, por eso el lugar es conocido como donde “El diablo perdió el poncho”.
Se trata de una localidad que se distingue por su arquitectura, gastronomía, gente y costumbres, un pueblo donde se guardan los secretos más íntimos del periodo colonial, cuando Doña Inés de Suárez, seducida por este mágico lugar, plantó la primera parra sembrando su pasión y carácter por toda la región.
El tesoro mejor conservado es el carácter, raíces y costumbres de sus pobladores. Sin oponerse al progreso, contribuyen con su trabajo para que Alhué se desarrolle como zona turística, exhibiendo sus tradiciones como la mejor de las antigüedades. Con ellas son capaces de disminuir el ritmo hasta del más acelerado citadino.
La historia de Alhué se remonta hacia enero de 1544 con la llegada de doña Inés de Suárez y la posterior entrega de este terreno para su encomienda. Los terrenos estaban habitados por una comunidad indígena, lo que dificultó mucho el doblamiento por parte de los españoles, que tenían muy presentes los sangrientos enfrentamientos durante la conquista.
La vida de este pueblo ha estado ligada principalmente a la agricultura y a la minería de oro, lo cual queda reflejado en sus leyendas. Se sabe poco sobre el primer descubrimiento de los minerales de oro, aunque según el historiador don Benjamín Vicuña Mackenna se estima que data de 1739.
Según una leyenda local el oro se mantuvo oculto de los españoles por más de dos siglos, hasta que luego de la independencia, “llamó” a los hombres con su brillo, comenzando su explotación minera y el florecimiento del valle.
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