ase amerindia-prehispánica
La historia del poblamiento de la región data desde unos 11 a 15 milenios, según Montane y Bahamondes (1973), los que fueron arrojados según los resultados del análisis de un sitio arqueológico situado en la localidad de Quereo, esto a unos 3 km al sur de Los Vilos, comuna vecina a Canela, donde se encontraron numerosos vestigios paleo-indios de grupos similares a los encontrados en San Vicente de Tagua Tagua VI Región, los cuales se dedicaban a la caza de animales pleistocénicos, siendo estos los primeros vestigios de seres humanos que llegaron al territorio nacional y que producto de la migración de estos hacia el norte, han dejado huella en la región y en la comuna. Uno de los grupos más antiguos de recolectores y pescadores corresponden a la cultura Huentelauquén, cuyo sitio se localiza en Huentelauquén, al sur de la comuna de Canela. Algunos datos permiten determinar su área de distribución, que comprende desde Carricillo por el norte hasta Pichidangui por el sur. Los emplazamientos de esta cultura se encuentran en terrazas marinas superiores a los 30 metros, desde donde se resguardaban de la acción del mar. Su principal alimento venía del mar, mientras que los habitantes del interior de estos asentamientos, incluyendo los primitivos habitantes de Canela se abastecían de la caza y la recolección de frutas y bayas silvestres.10
Posteriormente, el lugar fue habitado por grupos diaguitas y picunches, encontrándose ya dominados por el imperio Inca a la llegada de los españoles a Chile.
Fase de conquista española
Artículo principal: Conquista de Chile.
Los primeros antecedentes históricos de Canela indican que fue un sitio de lavaderos de oro que sustentaban la conquista española. Los antiguos lavaderos de Espíritu Santo provocaron un fuerte interés del gobierno de García Hurtado de Mendoza a mediados de siglo XVI, a los que se sumaron otros hallazgos en sitios como Los Perales, Alhuemilla y Las Palmas. Las ganancias auríferas de Andacollo y Canela rindieron un promedio anual entre 1571 y 1577 de 24.724 pesos de oro de esa época.
Las fuentes documentales que se han conservado hasta nuestros días señalan que el pueblo de Mincha sería considerado como el más antiguo del Valle del Choapa, insertándose en la administración del territorio por parte de la corona española. Las circunstancias fijan el nombre de este, ya que este pueblo era el punto de descanso que hacían los españoles el trayecto entre La Serena y Santiago, el que debido a las amplias distancias en la época, los viajes podían demorar varios días.
En el año 1578 se levanta la primera capilla construida con paja y barro en el tambo de Chalinga dedicada a la veneración del Santo Cristo de la Agonía cuya imagen aún se conserva en ese lugar. Posteriormente en Mincha se construye otra Capilla denominada Nuestra Señora de los Remedios y en 1962, se rige como la parroquia de Choapa La Baja y su iglesia queda bajo la advocación de San Vicente Ferrer, y el asiento minero de Illapel bajo su jurisdicción, como Viceparroquia.
El gobernador Alonso García de Ramón otorga la merced de tierra que comprende La Canela y El Totoral a don Francisco de Aguirre en 1600, recibiendo desde el paraje del Totoral hasta el río Choapa con seis leguas de largo y tres y media de ancho, cubriendo desde el mar hasta el cerro Llampangui por el oriente. En 1605 se le otorgó otra merced de tierras a don Alonso de Ahumada, con terrenos que abarcan la superficie entre el estero Millahue y la quebrada de Atelcura (actuales Tunga Norte, Tunga Sur y Mincha),lo que en su época correspondía a la estancia de Mincha. La dinámica de venta y traspaso de las tierras se inicia tempranamente, cuando don Francisco de Aguirre permuta con don Pedro Cortés Monroy unas tierras que este último poseía en las cercanías de La Canela.10
Para el año 1626 don Pedro Cortés Monroy se queda con el sector de la hoya de la Canela, debido a la venta de su tierras a don Juan Ahumada. Sus límites iban desde Agua Salada por el norte, al sur del río Choapa, al oeste el mar y al oriente la quebrada de Huichigallego, dando origen a la actual comunidad de Huentelauquén. Con posterioridad, a la muerte de don Pedro Cortés Monroy, su viuda, donó las tierras a don Diego Cortés Monroy Pérez que corresponden al estero de Canela y unas tierras ubicadas en el Limarí. La producción de esta estancia para 1705 contaba con:
"una crianza de 300 yeguas, con crías de mulas, con 20 mañosos e incluye una mina de oro denominada “Espíritu Santo” y que al dividirse dan origen las estancias de Canela Alta y Canela Baja".".
Las tierras correspondientes a la hermana de don Pedro, doña Baltazara Cortes del Castillo, se constituye en la comunidad de Canelilla. La evolución de la estancia de Canela Baja dará origen a la comunidad de Yerba Loca, la hacienda de Espíritu Santo y a la comunidad de Canela Baja. Por otra parte la división de la estancia de Canela Alta por venta o herencia genera las constituciones de las comunidades de Agua Fría Alta, El Chiñe, Las Tazas, El Pangue, Huichigallego y Lo Gallardo.
El pueblo de Canela fue asentado a fines del siglo XVIII, a raíz de haberse descubierto arenas auríferas en sus esteros y quebradas, siendo la población de la aldea de La Canela formada por los descendientes de la Marquesa de Pica, Pedro y Diego Cortés Monroy y en su mayor parte la gente venida de los alrededores del vecino pueblo de Mincha.
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